En Wall, Takashi Ito crea espacios imposibles refotografiando cuadro a cuadro fotografías fijas impresas en papel, manipulando así la geometría de las calles y edificios a su antojo. Repitiendo una y otra vez los impetuosos movimientos de vaivén, casi giratorios, de un gigantesco almacén de ladrillos dentro del marco de una fotografía tomada con la mano, Ito revela el "truco" de la película sin por ello anular su magia. De este modo, enfatiza la naturaleza plana de la fotografía, a la vez que crea una sensación dinámica de profundidad dentro del marco.