Una joven se pinta los labios de forma compulsiva. Deambula por la playa mientras realiza varias actividades: bebe leche de unas cajitas de cartón y juega a dispararles con un tirachinas. Dibuja, fotografía y moldea figuras de arcilla. Una secuencia perturbadora en stop-motion, con claras referencias a Jan Švankmajer, muestra a la protagonista, ahora enmascarada, enfrentándose en una lucha mortal con un muñeco. La joven se fotografía fingiendo estar muerta, ahoga su cámara en una bañera y, finalmente, se graba cayendo sobre las vías del tren. Estos parecen ser los últimos momentos de una joven artista antes de su suicidio, una representación fragmentada de sus demonios internos.