Pieza dirigida conjuntamente con Marie-Ellen Bute, definida por los creadores como un «Filme-Ballet». Figuras marcadamente simbólicas crean una danza macabra protagonizada por sombras y fantasmas. A pesar de que la utilización de ciertas formas del corto parece alejada de la obra de McLaren, su transformación en trazos libres y su dinamismo evidencian la presencia del director.