Un recorrido personal, romántico y melancólico de un jovencísimo Matthias Müller (que aparece en el metraje) creado a raíz de la muerte de su amante. Unos pies caminan por paisajes abstractos salpicados de metraje rayado. Las imágenes en blanco y negro, puntualmente tintadas con un sonido onírico, sugieren estancias, paisajes, personas y objetos. Al inicio vemos unas manos que recogen unas cartas y unas fotos como antesala de lo que se irá construyendo como un poema de amor. Entre los diferentes pasajes, el autor incluye una bonita sinfonía visual y sonora con las lágrimas de una lámpara de araña. Antes de abordar el capítulo titulado Jardim Botanico, el autor se lava y muestra un paisaje de olas, hace un paralelismo con las sábanas y finalmente duerme. La película se torna más exótica y sexual (maleza, pelo-cuerpo), las imágenes viradas al rojo se vuelven más abstractas con primerísimos planos de un ojo, una mano, flores, el sexo masculino… y, en el sonido, pájaros como de una jungla que está siendo explorada. Un ejercicio de exorcismo de la memoria de gran belleza y sensibilidad.