Las transformaciones de un paisaje en un plazo de 21 días se muestran de forma simultánea en una imagen estática. La cámara con una sombrilla está montada enfrente de una ventana y durante 21 días seguidos filma la vista exterior. Los mismos rollos de película se usan uno tras otro cada día mientras que la pantalla que se halla enfrente de la lente de la cámara se cambia cada día. El intercambio de las pantallas crea movimiento, pero no como un curso de tiempo hacia un objetivo.