Maya Deren presenta a un grupo de bailarines que se desplaza con ligereza sobre un fondo estrellado. Desafiando las leyes de la gravedad, las figuras se mueven por el espacio siguiendo el ritmo de una música inquietante y como si participaran de un collage fotografiado en negativo.
Realizado entre 1952 y 1955 en colaboración con el coreógrafo Antony Tudor y los estudiantes de la Metropolitan Opera Ballet School, el film no fue estrenado hasta el año 1959, cuando se sumó la banda sonora compuesta por Teiji Ito. Es la última obra finalizada de la cineasta.