En su primera aproximación al cine, Su Friedrich empieza a experimentar con algunos de los mecanismos formales que caracterizarán la etapa inicial de su filmografía: la fragmentación, el texto rallado en la emulsión del celuloide y el silencio.
La autora nos presenta una incómoda fragmentación de cuerpos femeninos y masculinos de las calles de Nueva York a través de flashazos prácticamente estroboscópicos separados por trozos de película en negro. Breves destellos de manos de hombres sujetando puros o tacones de aguja recorriendo la ciudad marcan un ritmo cada vez más frenético.
Friedrich explora cómo las imposiciones de género modelan el comportamiento humano, desgranando minuciosamente los movimientos del cuerpo y sus vicios.