Rules of the Road, la primera película en color de Friedrich, cuenta la historia de la relación con su novia a través de uno de los objetos cotidianos compartidos por la pareja: un coche marrón y beige tipo ranchera. Cuando la relación se rompe, el coche pasa a ser propiedad exclusiva de una de ellas, mientras que la otra, la narradora, se dedica a filmar obsesivamente todos los modelos idénticos que circulan por la ciudad mientras teme verlo aparecer en cualquier momento con su ex al volante. Sobre las imágenes de este vehículo (nunca el suyo) convertido en símbolo, alternándose con canciones populares como si salieran de la radio de un coche, la voz de la autora comenta en un relato irónico, incisivo y original las vicisitudes de su relación de pareja y algunas ideas sobre el amor y la familia.
