Frente al fondo de un paisaje indistinto, Mattuschka, en primer plano, se tumba y se empieza a masturbar. En siete rápidas secuencias, la cámara se aleja. Mattuschka finalmente desaparece en el brusco contraste del film, mientras el grito de su orgasmo resuena por las salidas de un aparato de sonido electrónico. Al final, ella parece exhausta. Una voz dice, en off: "Gracias, ha sido un placer."