El cineasta Nick Dorsky recomendó a Stan Brakhage que visitase la catedral de Chartres durante su estancia en Francia. Brakhage, que había visto algunas reproducciones de los vitrales, se pasó horas observándolos detenidamente. A partir de esa visita a la catedral, la estética de Brakhage cambió y se volvió más densa. Durante su viaje a Francia, la cuñada de Brakhage murió y, como no podía asistir al funeral, se sentó y comenzó a pintar en la película pensando en la muerte y en la catedral que había visitado. Ocho meses después de esa pérdida, Brakhage finalizó esta serie que evoca la catedral de Chartres, dedicada a su cuñada.