En este corto de animación, Theodore Ushev firma con su propia sangre una declaración política violenta, brutal y preocupante que narra con una voz grave. En todo el mundo, los revolucionarios idealistas derramaron su sangre para denunciar las injusticias. Sin embargo, la sangre también es el símbolo de la vida. Los bocetos realizados con la sangre del propio cineasta exploran esta paradoja. ¿Por qué luchar por unos ideales, por nobles que sean, si al final tienes que morir por ellos? ¿Son la rebelión y la insurrección hechos egoístas, o son lecciones de puro altruismo? Poética y filosófica, la película explora estas cuestiones complejas y fundamentales.
Fuente: National Film Board of Canada
