El cine establece siempre una relación entre el cuerpo filmado y la máquina que filma. La cámara capta la luz y la duración que envuelven el cuerpo y, a su vez, el cuerpo filmado entra en un proceso de puesta en escena de sí mismo que la cámara registra. La mayoría de las veces ese cuerpo aparece ‘desencarnado’, al servicio de una narración, pero existen películas, como las que reunimos en estas sesiones, que le devuelven materialidad, otorgando la carne a la luz, haciendo que sus gestos no sean sino ellos mismos. Son trabajos que nos muestran la relación íntima del cuerpo consigo mismo, con la cámara y el otro, y la ‘sensación táctil’ de esa experiencia como condición inherente al cine. Ciertas imperfecciones que encontramos en las imágenes de uno de los primeros grandes trabajos de Brakhage, Flesh of Morning, nos hablan de los aspectos más inmediatos del cuerpo y de sus obsesiones carnales. Los filmes de Beavers, Winged Dialogue y Plan of Brussels, llenos de visiones líricas de la imaginación narcisista y erótica, nos muestran a través de un psicodrama un cuerpo desdoblado: el yo y el otro. A partir de una novela de Balzac, Markopoulos retrata en Himself as Herself un cuerpo hermafrodita, sus movimientos, posturas y gestos o expresiones, un estudio de un paisaje interior muy estilizado que lleva hasta las últimas consecuencias los ideales de Bresson.
Flesh of Morning, Stan Brakhage, 1956/1985, 16 mm, 25 min; Winged Dialogue, Robert Beavers, 1967/2000, 16 mm, 3 min; Plan of Brussels, Robert Beavers, 1968/2000, 16 mm, 18 min; Himself as Herself, Gregory Markopoulos, 1967, 16 mm, color, 60 min.