“Pulu” es la palabra tibetana que designa “pelota”. En 1869 se jugó oficialmente el primer partido de waterpolo y en 1896 se celebraron los primeros Juegos Olímpicos. En este ballet deportivo, la imagen no deja nunca su centro: por el efecto de la sobreimpresión, la pelota lanzada se mantiene siempre en medio del plano, como un símbolo solar. Al igual que la música, este dispositivo opera la negación del movimiento por la unidad del tiempo. Durante diez minutos de partido, una agregación de números simbólicos e informativos, medidas, relaciones y signos están activos sobre la superficie de la pantalla y en el campo virtual de la mente del espectador.
