Una puesta en escena irónica de lo cotidiano y de su doble, o de cómo el interior burgués ahoga la interioridad. Galeta se apropia de la película In the Kitchen (1968), de Nikola Stojanovic, superponiendo dos proyecciones con un intervalo de 216 fotogramas (9 segundos). Esta fuga de gestos insignificantes y palabras ausentes teje la trama ordinaria de la alienación, pero en un sentido más metafísico representa la conquista del tiempo introducido en el espacio, la simultaneidad del ahora y del después.