Viuda ordenada y madre de un adolescente, Jeanne consigue llegar a final de mes prostituyéndose a domicilio, combinando sus citas con las tareas del hogar según un uso del tiempo inmutable que se repite día tras día. Una mañana, el despertador suena una hora antes, desajusta toda esta mecánica sin vida y libera de pronto toda la angustia inhibida…