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"La luna vino a la fragua con su polisón de nardos"

A propósito de algunas películas de Malena Szlam y Patricia Dauder

Uno de los motivos que llevaron tanto a Malena Szlam como a Patricia Dauder a hacer cine fue el potencial del medio fílmico de ser trastocado por los elementos naturales, esto es, la capacidad del entorno físico de imprimir sus huellas en la superficie fotosensible de la película. Esta indexicalidad del mundo, latente en la imagen fílmica, permitió a ambas autoras tejer distintas historias elementales de la Tierra que desafían nuestra comprensión del mundo natural y de sus temporalidades. De esta forma, sus películas no dan lugar a una representación estable del mundo, sino a una imagen que nos muestra su materialidad cambiante, en un sentido geológico y fílmico.

Jean Epstein fue uno de los primeros cineastas que se refirió explícitamente a las fuerzas de la naturaleza en analogía con el cine. En su texto El cinematógrafo visto desde el Etna (1926), que escribió frente a las sacudidas del volcán en Sicilia, a donde se desplazó para rodar La montagne infidèle (1923), el cineasta francés anotó que “una de las más grandes potencias del cine es su animismo. En la pantalla no hay naturaleza muerta. Los objetos tienen actitudes. Los árboles gesticulan. Las montañas, como el Etna, significan”.[i] Comenta además la capacidad del cine de trocear lo que filma y de dotar cada una de sus fracciones de expresión, ritmo y movimiento, creando así simetrías y correspondencias fractales entre los movimientos microscópicos de un “grano de trigo que germina” y la magnitud colosal de una erupción volcánica. Estas analogías entre lo más ínfimo y lo más amplio atraviesan los trabajos de Szlam y Dauder reunidos en la sesión “Sismografías”. Sus imágenes y sonidos aluden tanto a estructuras geológicas de lugares marcados por topografías volcánicas y sísmicas como a figuraciones cósmicas y astrales. Estas películas ponen asimismo en relación los movimientos de estas orografías con los de los granos de haluro de plata que bullen en el interior de las emulsiones.

Lunar Almanac (2013), la primera película de Malena Szlam de esta sesión, es un trabajo que registra en 16 mm el ciclo lunar a través de diversas capas y puntos de vista, creando reverberaciones visuales obtenidas a través de superposiciones y largas exposiciones. La luna, elemento sugerente del cinematógrafo, aparece también en sus películas Altiplano (2018) y Merapi (2021), impregnada de tiempo y geología. En Merapi, estudio fragmentado del paisaje circundante a un volcán situado en Indonesia, aparece una sola vez y muy fugazmente, detrás de las nubes,[ii] mientras que en Altiplano este astro se encuentra superpuesto a muchas tomas de paisajes andinos, añadiendo distintas capas temporales a sus imágenes, fusionando la tierra con el cielo y el día con la noche. Aunque la luna es un motivo recurrente en el cine de Szlam, solo encontramos representaciones aproximadas en las películas de Dauder. Por ejemplo, por medio de un fenómeno luminoso no identificado ocurrido en el cielo de las islas Canarias, en March 5th 1979 (2011), y a través de una topografía semejante a la de la luna,[iii] en Insulana (2021), obra inspirada en la erupción volcánica que afectó al archipiélago de las Azores entre 1957 y 1958 y que dejó la isla de Faial completamente cubierta de cenizas. Pero incluso cuando en estos trabajos se presentan las formas astrales, no nos encontramos ante el terreno seco y acristalado de la óptica, sino sumergidos en las profundidades cósmicas y sísmicas.

En una serie de 28 dibujos a lápiz hechos durante una estancia en las Azores, Dauder esboza una especie de calendario lunar de esos días, pero mientras Lunar Almanac compila todas las caras visibles de la luna, Sojourn (2017) expresa la imposibilidad de representarla debido a que las nubes cubrían permanentemente el cielo de este archipiélago. Estos dibujos pertenecen a un cuerpo de trabajo en el que podemos percibir el interés de esta artista por la observación del entorno físico de estas “islas desconocidas”.[iv] Explicitan también algo habitual en su trabajo, la relación física y artesanal con los materiales que emplea (papeles, grafito, cartones, telas, yeso, madera, tierra, películas), los nexos entre las obras y la dificultad de determinar dónde comienzan y terminan, revelando un proceso complejo de contaminación y resonancia. Veamos el caso de Insulana. Su inicio tiene lugar en este viaje, en el que Sojourn configura una especie de memorándum, justo en el momento en el que Dauder camina sobre un terreno donde conviven dos o más capas geológicas, las cenizas expulsadas del volcán y una serie de marcas del poblado anterior. Esta experiencia calca un trabajo suyo anterior, Groundworks (2015), en el que la artista enterró una serie de obras en un solar de L’Hospitalet de Llobregat para someterlas a un proceso de erosión del suelo. Esta serie de solapamientos de espacios y tiempos, además de dar origen a esta película, configuró la estrategia visual que permitió a la artista presentar la inestabilidad del paisaje de estas islas a partir del constante uso de superposición de imágenes, planteamiento semejante al adoptado por Szlam en Altiplano y Merapi con el que crea un palimpsesto de mundos.

Por otro lado, Sojourn nos permite aludir también a la relación de Insulana con una serie de imágenes y dibujos que remiten a la geografía de estas islas, las estructuras volcánicas, las formas orgánicas o la tradición de la pesca de la ballena, y que configuran un mapa visual de este trabajo. Recordemos que Dauder comenzó a filmar para poder percibir las diferentes fases del proceso de creación de un dibujo,[v] como un geólogo que estudia la composición del suelo para percibir las distintas capas y elementos que repercuten en su superficie. Pero esta tensión entre imagen fija e imagen en movimiento, presente en otras películas de la artista, como March 5th 1979, y también en uno de los primeros trabajos de Malena Szlam, Cronograma de un tiempo inexistente (2008), queda superada en Insulana. Al usar una serie de técnicas como la superposición o la litografía, Dauder dota esta serie de imágenes y dibujos, presentes tanto en el muro de su estudio como en el interior de la película, de profundidad, y se adentra en ellos como en un terreno arqueológico, creando analogías entre sus formas y las del entorno.

Aunque Dauder comenzó filmando el proceso de hacer un dibujo, el cine fue muy importante para su salida del taller y la introducción de huellas del entorno físico en su obra. Podemos percibir este tránsito entre la pared del estudio y el mundo exterior en Insulana y Península (2018), donde sus imágenes revelan una ambivalencia constante entre dos tiempos, uno íntimo y otro geológico.[vi] No sucede lo mismo en las películas de Malena Szlam, pero podemos sentir la presencia de su cuerpo en el movimiento y el ritmo de sus imágenes, fusionándolo, en Altiplano, con los suelos atravesados por cosmogonías indígenas vinculadas a los territorios atacameño, aimara y calchaquí-diaguita en el norte de Chile y noroeste argentino, de donde proviene su familia materna, un universo geológico de salares ancestrales, desiertos volcánicos y lagos saturados de colores, y, en Merapi, con la “montaña de fuego” de la isla de Java. La cineasta chilena se sitúa así en un espacio de intimidad radical con el entorno natural, como el que encontró Empédocles al borde del Etna, un lugar donde se puede escuchar el rugir del mundo, incluso sus frecuencias más inaudibles.[vii]

Celeste Araújo

 

* El título del artículo proviene de Romancero Gitano, de Federico García Lorca.

[i] Epstein, Jean, “El cinematógrafo visto desde el Etna”, en Archivos de la Filmoteca de Valencia, n.º 63, Valencia, 2009, pp. 117-123.

[ii] En este estudio del paisaje alrededor del Merapi, un volcán situado en Indonesia, la cineasta chilena observa de cerca ciertos fenómenos corrientes como el movimiento de las nubes, el amanecer y el atardecer, y sus variaciones lumínicas.

[iii] Las nuevas tierras creadas por el volcán Capelinhos fueron designadas como un paisaje lunar: “Nuestro nuevo mundo, la Luna. Su topografía y sus misterios”, así se notificó este acontecimiento en la edición del 26 de octubre de 1957 de la revista Paris-Match.

[iv] Expresión usada en Insulana que hace alusión a As Ilhas Desconhecidas: notas e paisagens, de Raul Brandão, libro en el que el escritor portugués reúne un conjunto de notas e impresiones de un viaje que hizo a las islas Azores en 1924. En él, describe los paisajes insulares, sus gentes, su relación con el mar y la pesca de la ballena, temas que resuenan también en esta película.

[v] Abstract Film #1 (2004) presenta las diferentes fases por las que pasa un grupo de 15 dibujos, mientras Abstract Film #2 (2005) se centra en un solo dibujo.

[vi] Esta yuxtaposición de espacios interiores y exteriores la podemos encontrar también en In & Out (2016), obra que recopila una serie de fotografías procedentes de un álbum personal de la artista que remiten al mundo doméstico, interiores de distintos talleres, espacios exteriores (playas, casas, edificios abandonados) e imágenes que documentan el proceso de trabajo de algunas obras suyas.

[vii] El paisaje vibrante de Altiplano es acompañado por un trabajo sonoro generado a partir de infrasonidos de volcanes, géiseres y ballenas azules, en el que Szlam colaboró con la oceanógrafa Susannah Buchanan y el vulcanólogo Clive Oppenheimer.

Fecha
23 mayo 2024

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