Trabajando al borde de la obsolescencia del celuloide, Wilkins es de los pocos cineastas que usan todavía la película de color reversible. Sus suntuosas imágenes Kodachrome y Ektachrome resuenan con un estático amor por el color y el contraste, descubriendo la belleza en medio de la insostenible realidad de la vida moderna. Para él, el cine es el medio en el que expresa lo que no puede decir con palabras. Y lo hace intentando reflejar los estados emocionales a partir de imágenes de su entorno que están, de alguna manera, impregnadas de otros mundos. Aunque suele partir de un concepto, le gusta abrazar la espontaneidad y la intuición en el rodaje y montaje de una película, de modo que se trata de un proceso de descubrimiento constante que coquetea con lo lírico, lo cómico, lo narrativo, lo metafórico y lo místico.
Lake of the Spirits, 1998, 16 mm, 7’
Los Caudales, 2005, 16 mm a digital, sin sonido, 17’
The Crossing, 2007, 16 mm, sin sonido, 7’
Quartet (In-Camera), 2004-08, 16 mm a digital, sin sonido, 12’
Drifter, 2010, 16 mm, sin sonido, 26’
Copias cortesía del autor.