Concebido como un diario de lucha, según un método directo de filmación en el que «no tenía que planificar el film, únicamente tenía que planificar estar allí», Thomas Harlan —hijo del célebre director del Tercer Reich, Veit Harlan— registró las tensiones ideológicas y prácticas, las intensidades extremas y a flor de piel, las discusiones y el espíritu de un colectivo en que se encarna un proceso revolucionario en curso.
«Rara vez se habrá visto mejor el hacer y deshacer de una colectividad singular, hecha en sí misma de singularidades, capturada en el curso de un proceso político en que esa colectividad deviene la verdad ciega y el horizonte de la utopía» (Serge Daney).
Torre Bela, Thomas Harlan, 1977, 35 mm, 106 min.
VOSC. Proyección en DCP. Copia cortesía de Filmmuseum München.