Kiarostami tardó treinta años en hacer de la mujer el motivo principal de una película. El resultado es un film revolucionario, grabado en el interior de un coche, a partir de las conversaciones de una mujer con su hijo y con otras mujeres. El estilo pasa por la limitación extrema de los recursos expresivos, a fin de mostrar un retrato áspero e impresionante de las relaciones maternofiliales, de la solidaridad y de la marginación femenina. Como prolongación de su tarea pedagógica, Kiarostami ofrece en Ten on Ten una lección sobre la creación cinematográfica.
Ten, Abbas Kiarostami, 2002, 91', 35mm
10 On Ten, Abbas Kiarostami y Martin Karmitz, 2003 , 87', vídeo