En un fin de semana de junio del 1983, un numeroso grupo de artistas berlineses acudieron a un pequeño pueblo de Schleswig-Holstein; su intención era proporcionar a los residentes una muestra del arte de vanguardia de Berlín. Este evento incluía presentaciones de danza, música, performance art, pintura, land art y cine. De vuelta a Berlín las imágenes se manipularon de diferentes formas para acabar produciendo una revisión experimental. Al final no se pretendía mostrar nada más que una interpretación personal de unos pocos momentos, básicamente secundarios, en Hoisdorf y una reminiscencia subjetiva de los participantes.