Las esposas de los llamados líderes totalitarios están obligadas a bailar. Vemos a Elena, la mujer del dictador rumano Cauceuscu y a Mirjana, la esposa del líder serbio Milosevic. Alrededor del retrato de Mirjana Milosevic, se construye una saga balcánica de poder, kitsch y melodramática, con elementos folclóricos de demonios malignos.