Escritor, cineasta, viajero, fotógrafo, la obra visionaria de Marker empezó a gestarse con sus primeras cartas filmadas o pioneros ensayos como Lettre de Sibérie, que durante muchos años no han podido exhibirse públicamente y ahora se han recuperado en copias restauradas. Como observó Bazin en su día, Marker estaba ya creando en sus inicios una nueva forma de montaje, donde «el elemento primordial es la belleza sonora, y es desde ella donde la mente debe saltar hacia la imagen. El montaje se hace de oído a ojo». En Si j’avais quatre dromadaires un fotógrafo conversa con dos amigos a partir de un álbum de fotos tomadas por todo el mundo —China, Israel, Cuba, Japón, la Unión Soviética, Escandinavia, Francia— a lo largo de diez años, en un diálogo sobre la fotografía, los diferentes modos de mirar, el progreso o la revolución. «La foto es la caza, es el instinto de la caza sin el deseo de matar. Es la caza de los ángeles… Ojeas, apuntas, disparas y ¡clac!, en lugar de un muerto, tienes un eterno». (Chris Marker)
Lettre de Sibérie, Chris Marker, 1957, 35 mm, 60 min; Si j’avais quatre dromadaires, C. Marker, 1966, blu-ray, 48 min.