«En esta película, el cineasta registra el rostro de una chica joven en el Parque Nacional de Badlands durante diez minutos. Al inicio la chica mira fijamente a un objetivo que la registra a cámara lenta. Mínimos desplazamientos hacia la parte superior e inferior del plano acaban deviniendo en un movimiento acelerado de la imagen que, finalmente, desvela el mecanismo de la filmación: una cámara fija que encuadra un espejo giratorio. Como indican las notas del filme, se trata de «un viaje lisérgico» que investiga «el romanticismo sublime, la experiencia fenomenológica y la espiritualidad laica». Para hacerlo, recupera concepciones del cine estructural sobre el poder revelador de la cámara y ciertas prácticas fílmicas performativas que incluyen espejos como elementos principales de la experiencia cinematográfica.» –Albert Alcoz.