Night Hunter evoca un paisaje onírico inquietante habitado por la alegoría, el mito y el arquetipo. El resultado es la creación de entornos imaginativos, brillantes y atemporales. Las transiciones, tanto biológicas como metafóricas, son el tema central del filme. La película es también una exploración del proceso creativo a partir de más de 4000 collages elaborados artesanalmente con imágenes de Lillian Gish de la era silente del cine. La música y el diseño sonoro son obra del compositor Larry Polansky.