Macumba nos muestra un barullo óptico en 13 escenas. Como señal inicial oímos un doble martilleo que surge de una pantalla negra, un sonido como si se estuviera cerrando con clavos la tapa de un ataúd. Macumba se libera lentamente del negro. Una pareja pornográfica de color al teléfono en Londres. Después se encuentran con una serpiente en un parque y se mezclan con unos bosquimanos del Kalahari en la matriz de un film que resulta tan incomprensible como la vida misma.