Evidence es el escenario de un film que jamás se rodará, porque no se quiere explicar ninguna historia. Sólo existe el relato de una ausencia: cabinas abandonadas, dependencias vacías, carreteras polvorientas en el desierto bajo una noche sin estrellas. La obra refleja una realidad que origina la transformación de historias en lugares, momentos y gestos, para generar finalmente nuevas ficciones. La arquitectura se convierte por sí sola en la pieza central.