Formado en pintura, grabado, fotografía y música, el cineasta canadiense Richard Reeves (Weymouth, 1959) exploró las posibilidades del cine de animación con el objetivo de crear nuevos efectos de color y profundidad. Finalmente, encontró la técnica que define su obra, el grabado de pintura y sonido directamente sobre ambas caras de la película analógica. Reeves va construyendo la película a medida que va pintando los fotogramas, y crea un desfile musical de figuras cinéticas y oníricas dibujadas a mano. Algunas de las técnicas incluyen el uso de aerógrafos, lejía, rotuladores y tintes para crear las texturas sobre la película opaca. El cineasta entiende el cine de animación artesanal como un juego entre el pensamiento asociativo narrativo y subjetivo, que permite, gracias a su flujo visual, ofrecer un imaginativo viaje personal. Es miembro honorario de la Quickdraw Animation Society, donde trabajó como coordinador de producción. Reeves continúa explorando la animación como forma de arte temporal y espacial de la música visual.
