El año 1965 fue clave para el cine nacional mexicano: se organizó el Primer Concurso de Cine Experimental, que reestructuraría y regeneraría la caduca producción nacional. Este concurso reveló al cineasta Rubén Gámez, quien se alzó con el máximo galardón presentando La fórmula secreta, y quien jugaría un importante papel en el cine experimental de esa década, contribuyendo a la necesaria renovación no solo de esta cinematografía, sino también de la imagen de la nación mexicana, reemplazando ese estereotípico charrito sombrerudo que durante tantos años la caracterizó. Originalmente, la película debía titularse Coca-Cola en la sangre, siendo la metáfora de un hombre moribundo al que se le inyecta Coca-Cola mediante una solución intravenosa para volverlo a la vida. Pero, en vez de reanimarlo, lo somete a un frenético torrente de imágenes que evocan de manera colérica y obstinada los mitos ancestrales, coloniales, hispánicos y modernos que alienan la individualidad del mexicano de esa época (y, en cierta manera, del contemporáneo). Esta sesión, presentada por la programadora Angélica Cuevas Portilla (Mex - Parismental), se completa con un corto anterior de Gámez, Magueyes.
Magueyes, 1962, 9 min; La fórmula secreta, 1965, 45 min, VO en español con subtítulos en inglés. [Proyección en 35 mm.]