El Kino klub Split formaba parte de la red de escuelas públicas gratuitas de Yugoslavia, con sus propios laboratorios y salas de proyecciones, donde cualquier aficionado al cine podía apuntarse y aprender a hacer películas. En esos años el amateurismo era sinónimo de libertad y en poco tiempo el club se convirtió en la cuna de la vanguardia local. Su padre espiritual, el cineasta, poeta, arquitecto y profesor Ivan Martinac, desarrolló en este contexto sus ideas sobre lo que él denominaba «montaje intenso», «cardiograma fílmico» y «frescura de la imagen» mientras buscaba la pureza de los encuadres y un sentido metafísico a través de su cine. Martinac y otros compañeros de la «época de oro» del club, como Ranko Kursar y Lordan Zafranović, rodaron pequeñas investigaciones fílmicas sobre la ciudad y sus gentes, mientras que otro influyente autor del grupo, Ante Verzotti, se inspiraba en el entorno natural para encontrar patrones abstractos y movimientos rítmicos de montaje.
Mrtvi dan (Day of the Dead), Ivan Martinac, 1965, 8 min; L’Abandon, Vjekoslav Nakić, 1967, 5 min; Bageri proždiru zemlju (Bulldozers Devouring Dirt), Martin Crvelin, 1967, 5 min; Caffe Manon, Ranko Kursar, 1967, 9 min; Koncert (Concert), Lordan Zafranović, 1965, 16 min; Florescencije (Fluorescences), Ante Verzotti, 1967, 4 min; Tango de la muerte, Branko Karabatić, 1981, 6 min; Zrcalo(Mirror), Luka Bezić, 1987, 8 min; Usta puna vode (A Mouthful of Water), Žarko Batinović, 1989, 12 min; Ovdje smo posve sami (We Are All Alone Here), Petar Fradelić, 1987, 11 min
Proyección en digital.