Realizada tan sólo con un cartucho de Súper 8 en B/N, con montaje en cámara, en esta pieza Oriol Sánchez utiliza técnicas mixtas de animación a partir de fotocopias de un rostro femenino que grita y que se va deteriorando (arrugando, agrietando) debido a la manipulación directa de la fotocopia que contiene las imágenes. También incorpora refilmación para crear ciertos loops a lo largo del metraje, todo en un silencio total, lo que acentúa la angustia y el terror que transmite ese grito ahogado.
